Sin esperanza.

En este momento agreste de mi vida cuando la soledad absorbe mis pensamientos y mi sueño se ha ido por la ventana, pienso en que es la dura realidad, quién va dejando las penas más duras en el alma y el espíritu se va desdibujando de ese bello color que la abrigaba. 

Tenía paz y una esperanza en el interior que hacía su labor día a día y mañana a mañana cuando despertar era grato solo por tenerla a mi lado, a ella y su tibieza en mi costado. 

Pero como todo cuando llega la tormenta y lo que denominan ley de vida aparece es cuando más me duele estar viva, la impotencia de no tener en mis manos las soluciones a los distintos bemoles que se nos van presentando en el día a día y al llegar la noche te ves más sola que esa luna que te afecta cada vez más y ese frío carcome tus sentidos hasta dejarte como esa estatua de sal de las escrituras. 

No hay ventana con sol afuera que ilumine esta oscuridad, no hay una flor que de color al menos un poco a este desteñido andar, no hay un poco de dulce en la forma de recibir aprecio, supongo que cada uno está en sus vidas como se trata de estar acá, pero más alegres, más móviles, menos estancados como está este momento al rededor. 

No hay un día nuevo... todos están iguales y ya no veo el almanaque como ayer, ¿ para qué? ¿Si no es importante este trajinar diario para mí, qué será este para los demás? ¡El que me ocupa a mí por lo menos no! 

Quedará esperar a que la vida deje de respirar y se vaya por otro camino, otro lugar más vital y más verdadero que este. 

Anna. 

Mayo 13. 2022. 

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