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Mostrando entradas de diciembre, 2021

Esta noche.

 Esta noche es la última del año, la última para todos y la despedida de un año que ha sido complicado para el mundo en general.  Para muchos la tristeza los embarga porque han perdido una parte importante en sus vidas como lo son sus abuelos, padres, hermanos y hubo que despedirlos; otros aún los tenemos en casa con unos prospectos difíciles, pero que con amor podemos y podremos sobrellevar pues la voluntad de Dios es la que domina ante todo.  Quiero ofrecer al Buen Dios Padre y dador de vida por ellos, por sus almas, por los enfermos, sus familias, por todos los que junto conmigo aún tenemos a nuestros Padres en cama y por supuesto por las personas que nos los cuidan en los hospitales y en las casas para que ellos tengan una vida más tranquila y llevadera. Siempre en estas fechas se habla de hacer ofrendas, peticiones, reclamos incluso, pero yo hoy quiero dar gracias, porque aunque fue un año lleno de complicaciones y sucesos duros de sobrellevar también nos ha dado la posibilidad gr

Angustia.

  Angustia.  La soledad la apabulló siempre, el vacío que le dejaban sus amores perdidos en el tiempo la fueron derrumbando poco a poco hasta que solo quedó un remedo de esa mujer bella que un día fue.  Solamente era una estatua fría y corroída por los años, un pedazo de papel de regalo, un trozo de hierro roto por el desuso, ese mármol que ya no se veía blanco y la torpeza para tener algo llamado amor que no veía más allá de sus pupilas gastadas y arruinadas de tanto llorar con los años.  Solamente un ser roto como ella podría comprender qué era el olvido y la soledad así como ella la vivía, pero no hubo alguien similar que la llevara de ahí de ese lugar siniestro que era su alma a otro donde hubiera sentimientos y esa certeza de que la muerte aún no la había poseído.  Pero sí... ya estaba muerta, no era más ella, ni un pedazo poco visible de esa chica bella que un día fue y hoy nada más había una imitación de ella burda, fría, oscura y tan vacía como su misma vida.  Anna.  Diciembre

" Madre"

 Estar sola no es el problema, mi alma se siente así por años y sabe que hay algunas luces por ahí pululando por mí con esperanza y fe en la vida y en el mañana que nos tiene atados a las manecillas del reloj. Pero decir sola sin ella es otra cosa distinta, no había nunca estado sin su presencia, sin su risa estruendosa, sin ese cuerpo que aún pequeño daba calor y fortaleza a mi ser desde antes, desde siempre, no solo desde niña sino la totalidad de mi vida porque jamás hubo para mí otra más que ella que me diera su amor tan importante y tan desmedido por tiempos duros y feos sucesos.  Esos tiempos tan duros que nos tocaron a las dos desde la caída de mi cuerpo al vacío de la soledad que causa ser una persona diferente a las demás, pero ella siempre ha estado ahí a mi lado sosteniendo mis manos como mis penas y mi mundo que ha sido el de las dos y que no ha sido más que uno nada más.  Una vida que ha sido dura para ambas por partes iguales, compartimos todo como si fuéramos almas gemel

Brecha.

 Hay una brecha...gran brecha entre el querer y el poder que nos detiene y frustra, se intenta dar el salto a la posibilidad de salir de ello o por lo menos que algo pase, mágico o estúpido que modifique este dolor y esta pena de no saber qué hacer pero no llega y es tan duro como caer en la misma brecha que nos atrapó porque no se ve más que la huella de la herida y la mala idea de cómo salir.  Dicen que el amor lo puede todo pero no es verdad al cien por ciento porque no hay un amor que soporte tus duras caídas y esas marcas que deja el dolor de la misma, ese amor nuevo y extraño no conduce a nada mejor solo lo entorpece más todo porque es un amor pendenciero de gente rara como tú, de personas que pasan por la misma situación de pena y de olvido y solo es un cúmulo de más dolor.  Piensas en qué será lo que te puede ayudar a sanar la pena pero ni el buen amor lo logra, porque somos ya una perdida más de esta sociedad que nos expulsa con toda su frialdad y su odio acérrimo por el otro

A mi hermano.

   A mi hermano. Cada vez estamos más solos y nada puede llenar los vacíos que nos van dejando los que se han ido. No nos alcanza la vida para soportar ese mal momento y nos empeñamos en seguir viviendo así, pero engañandonos a nosotros mismos diciéndonos que podemos y que los recordaremos con alegría, con la esperanza de que un día nos volvamos a ver aunque esa misma impotencia es la más dura desesperanza pues no somos sinceros y nos ocultamos bajo el manto de la risa o de la belleza ante un nuevo amigo o un nuevo amor.  Somos más que conscientes de que en esta realidad no hay ganadores o perdedores, solamente vamos dejándonos llevar de los días hartos de trabajo, de problemas, de malos y extensos momentos para olvidar y llegar a pensar que la vida, nuestra vida no sirve para nada más que respirar porque el cuerpo lo hace sin más o de pensar porque el cerebro hace su labor diaria y biológica.  No alcanzamos a mirar a otro lado que no sea ese bendito pasado que nos los dejó tatuados en