Hubo un poeta.

 Hubo un poeta una vez.


Un día no sé cómo o por qué vino a mi vida una persona que fue poco a poco dando una nueva visión a mi realidad y yo a la suya. 

Fue algo bello y recíproco que creció con los meses y nos dio alegría, más aún fue nuestra compañía en medio de la soledad que nos acosaba a los dos. 

Fue tal como esos poemas que ambos leíamos y disfrutábamos hasta largas horas de la madrugada entre charlas y risas que nos dieron más amor al amor que ya sentíamos. 


Fue bello mientras duró como todo en la vida porque un día la oscuridad se apoderó de todo y se fue por un sendero que ya no se pudo devolver. 


Un día no volví a ver esos ojos brillantes y hermosos, un día sus letras dejaron de ser un poema y se tornaron una repetición de un pasado que creí inocentemente había acabado en ese ayer, un día de la nada de ese poeta recibí palabras de ofensa y de burla que jamás esperé, que no acepté y menos aún asimilé de buena forma porque dañaron mi confianza en él, además mi amor se fue resquebrajando poco a poco como él mismo había resanado mi ya corazón roto de ayer, dolió... fue tan duro como largo ese dolor y con el paso de los meses ese poeta ya no era el mismo, no conocí más su mirada, no vi más de él que sus momentos hacia mí, pues no había tiempo ya para los dos. 


Su vida cambió y él con ella, ya no estaba ahí ese poeta tierno y amoroso que un día conocí y solo había un ser oscuro, rabioso, que odiaba todo a su al rededor, incluso sentí ese mismo odio hacia mí y no era cuestión de perdonar un mal momento entre enamorados, era más que eso, era la pérdida del respeto que un día hubo entre los dos, la pérdida de ternura, de pasión por la pareja que él mismo dijo éramos. 


No fue una discusión, pues no dije más que lo incitado por sus feas palabras y ahí todo acabó. 


Con los días la vida de ambos fue otra, sus labores, sus amigos, sus gustos lo ocuparon más que mis poemas y mis palabras, me retiré de ese amor y dejé mis sentimientos en un rincón frío y oscuro en donde él los puso ese día de rabia y enojo hacia mí.


Intenté por meses revivir todo pero, yo misma estaba muerta y no se pudo más que enterrar todo. 


Hoy, muy enferma de todo y con mi corazón muerto, no me queda más que dejar atrás todo y matar de una sola vez a la poeta que un día fui. 


Ya no me importa más nada, ni mi propia realidad es vital y la vida ha sido tan dura que no le doy más amor, le devuelvo lo que me da y dura de alma, solo espero que todo pase con el tiempo y el buen Dios sea quien lo solucione. 


El ayer pasó y el amoroso poeta en un monstruo se convirtió dejando todo en el olvido y sin posibilidad de nada más que dejarlo en el hoyo de esa tumba. 


Todo ha muerto y no quedan ni cenizas de lo que fue. 


" Buena vida al poeta". 


Anna.

Agosto 22. 2022. 

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