Morir. Cinco letras que forman parte de un sistema que nos envuelve en la vida. ¿Sería tan sencillo como nacer? La dualidad entre nacer y morir cada día es más evidente, pues nacen niños como es natural y también mueren personas, pero hay algo que nos tiene atados a una real vida como es la misma vida. Llega un momento después de muchas circunstancias diarias en que el organismo no soporta ya casi ni el solo acto de respirar. Personas a diario en hospitales con cables por todas partes, personas de todas las edades peleando por su vida y familias anhelando que sea la vida de nuevo. Y como siempre mis peros... ¡La mala salud acosa y no a personas que se espera mueran por su ciclo de vida ya concluido, dirán unos, la razón natural de las cosas, dirán otros! Pero... ¡La palabra muerte acosa a diario a gente que aún no ha concluido su ciclo natural, aunque su cuerpo ya esté más que agotado de sufrir y es tan fácil dejar esa pena atrás! Únicamente sería una inyección de algo que no d
Hay una brecha...gran brecha entre el querer y el poder que nos detiene y frustra, se intenta dar el salto a la posibilidad de salir de ello o por lo menos que algo pase, mágico o estúpido que modifique este dolor y esta pena de no saber qué hacer pero no llega y es tan duro como caer en la misma brecha que nos atrapó porque no se ve más que la huella de la herida y la mala idea de cómo salir. Dicen que el amor lo puede todo pero no es verdad al cien por ciento porque no hay un amor que soporte tus duras caídas y esas marcas que deja el dolor de la misma, ese amor nuevo y extraño no conduce a nada mejor solo lo entorpece más todo porque es un amor pendenciero de gente rara como tú, de personas que pasan por la misma situación de pena y de olvido y solo es un cúmulo de más dolor. Piensas en qué será lo que te puede ayudar a sanar la pena pero ni el buen amor lo logra, porque somos ya una perdida más de esta sociedad que nos expulsa con toda su frialdad y su odio acérrimo por el otro
Claro es que tengo roto el corazón y que parece no caber nada más ahí, pero hay una clase de persona que si pudo y en medio de la hendidura que había en él ha ubicado su mitad rota y ha causado una simple y también compleja realidad como es la de tener un solo corazón que nos une y que nos tiene así sumergidos en un ser que nos habita y que anda por ahí dejando girasoles en mi jardín que me alegran la existencia. Hay muchos inconvenientes en que nos podamos ayudar a no sufrir, a padecer por las cosas de la dura realidad mutua y dividida, pero esa unión de los dos corazones todos tiene más fortaleza que el platino, que el metal y que el mismo dolor. ¡Hay distancia, pero no lejanía, pues aún a millones de kilómetros de distancia no nos sentimos lejanos, eso siento yo! Y espero que así sea en ti mi amado poeta, porque la tibieza que mi alma siente cuando pienso en ti me da calma en mi desasosiego diario de mi realidad y posiblemente la tuya. Esos rotos que nos hicieron un día no han po
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